Saturday, April 14, 2007

Que repugnante es sonarse las narices con los versos de un nerudiano anclado al cogote de una botella de pizco, sus fosas nasales dilatadas sobre el polvillo, manoseando descaradamente el “amor”,

Amor

Amor

Amor...

Gravado en sus lenguas a pulso de carbón.

Y yo del amor nada se...

¿vino?

¿Se fue?

¿llegara?

¿a que huele?

¿a que sabe?.

Solo se de una vagabunda luna, cayendo sobre el ronquido de cien vagabundos perros,

vagabunda lengua la mía, en busca de esencia de belleza, rajando los cuellos de soñadoras muchachas.