Friday, September 30, 2005

salgo ileso y sin pagarle nada al de abajo

cuido mas que mi cabeza mis palpitares ya que puedo extraviarlos, en todas esas noches de humo...
asi que enrrollo en un buen papel
compro algo suave
y evito problemas con los monstruos rudos.
las cenisas violadas alfombran un asfalto
perforado, desmenuzado por los molares de don diablo
me río en su cara y salgo ileso cada noche de buenaaventunza
sin haber pagar entrada en su juego de calles
de violencia, e ilegalidad...

Tuesday, September 27, 2005

ESTADÍA EN IQUIQUE


Era su mirada la que no podía ocultar un cierto temor, topándose con la mía que derramaba una sensación de interrogante suspendida en el aire, al no saber que haremos en aquella ciudad tan distante, de la que creí conocer desde el primer día en que me libere de las entrañas maternas.
Eran en esas noches de un frío que descalabraba mis huesos, que nuestros pies recorrían horas tras horas, deslisandonos entre los heterogéneos ambientes de la ciudad de Iquique, con la brisa marina clavando centenares de agujas en nuestros rostros enrojecidos, era en esos momentos en que nuestras miradas esperaban algo, nuestras miradas como ventana de nuestros sentimientos, dejaban diluir la sensación de temor.
Si, mi padre me observaba con cierta culpa, lo cual me inundaba en un remordimiento de tristeza, mezclada con el dolor de saber que era una carga.
El dinero escaso en los bolsillos solo alcanzaba para arrendar una pieza que daba la sensación de eterno invierno, durante la estadía de las estrellas en el firmamento. El resto se escapa en el alimento justo y necesario, el cual consistía en una margarina de 1/4, con dulces granos de azúcar, los cuales pensándolo bien, eran el amargo recuerdo del dinero en fuga.
El colchón que ocupábamos para reconciliar el sueño de noche, tenia cierto parecido a un colador solo que este dejaba a la vista los resortes oxidados, que perturbaban el lapso sobre él, cada noche en que nuestros párpados, obediente al sueño se cerraban.
Recuerdo las savias palabras que reposaron sin llamar mi atención el primer dia que pise la región de Tarapaca: "Iquique es hermoso, pero, cuando no te quiere, en realidad no te quiere".
En ese momento no comprendía mi razón esas palabras. Pero luego, gracias al paso apresurado del tiempo, aquella ciudad se encargo de revelarnos su verdadero rostro al quitarse el velo y palpar con nuestras manos su silueta.

ESTADIA EN IQUIQUE capitulo 2

Ya eran las 3:30 de la tarde recostado sobre el colchón, halli, dando mi estomago la sinfonía del hambre, gritos desesperados tripas reclamando, lo que sea solo que quite el apetito.
Afuera el sol parecía calcinar al valiente que lo desafiara, afuera se escuchaba el tintineo de una campanilla, sonido agudo recorriendo los pasajes, ese sonido para algunos acudiendo a una mísera moneda de $100 pesos era una salvación, intercambiando el dinero por un fresco y dulce helado, que se diluía entre los dedos morenos que sujetaban el crujiente barquillo.
Para otros (incluyéndome), era un martirio, que se agolpaba entre mis pensamientos, recordando que el papel de valor escaseaba y el apetito avasallaba a toda carga derrumbándome sin fuerza sobre el colchón todo roto, observando el techo mientras que mis oídos tragan lo que sucede afuera.
Tiempo de osio amontonado en aquel entonces eterno presente, rodeado por 4 paneles de cholguan en un segundo piso, que desde la pequeña venta la mirada podía palpar el horizonte como a 35 minutos en la típica movilización que poseíamos... los pies.
Ya por las 7 de la tarde, el sol comenzaba a manchar el cielo con vivos colores rojizos, a zarpazos despidiendo aquellas tierras, en las cuales se montó en una trabesìa ovaladamente lenta.
Risotadas exageradas hicieron bajar mis ojos hasta dejarlos caer sobre el dueño de la pensión, que bebía junto a otros 2 sujetos, todos escasos de cabellos en sus cabezas. Pequeños sorbos de pizco, que bajaban quemando sus cargantas.
El comportamiento de estos, quizás sobre actuado, me asustaban ya que temía que su descontrol temporal se tornara agresivo.
*El dueño de la pensión era un hombre achatado de cabello largo que cubría sus hombros, una cicatriz, otorgada en esas tantas juergas, por los pueblos de la primera región, dividía su mejilla en dos. Orgulloso de su pasado como boxeador de peso mosca, dejaba a la vista con la puerta de su pieza mas que media abierta la copa obtenida en un campeonato en el 85, donde en aquellos gimnasios de mala muerte nockeò a un huaso de chillan, las invitaciones a salir lo inundaron después de salir proclamado como victorioso en el diario el "Chañarcillo", se creía todo un hombròn, iba de bar en bar junto a su grupo de camaradas, luciendo su trofeo que mas que la copa era su fama.
Mientras que él festejaba día y noche e incluso días sin aparecer en la pensión, dejando a su esposa criando apenas a la pequeña bebe de tan solo 4 meses, para que un poeta frustrado, que en esos tiempos arrendaba halli, galaneara a escondidas con ella, aprovechando la ausencia del reconocido "chico mole", para rebolcarse en el lecho de aquel aclamado boxeador.
Halli bebiendo junto a sus dos únicos amigos ya que los demás se fugaron después de perder toda fama de chico mole, volvía como siempre a alardear de su ex buen box, y luego de unos minutos, gritaba en llantos, que me provocan miedo y risa, reclamaba la pérdida de su mujer, al mandarse a cambiar con un bohemio de mala muerte, dejando a su pequeña hija "Margarita" en sus manos de peleador olvidado.

ESTADÍA EN IQUIQUE Capitulo 3

De lejos podía observar como mi padre llegaba cargando un bolso.
Luego bajamos al centro donde en la plaza de armas, jóvenes influenciados por el rap y el funk deleitaban a los transeúntes bailando breack dance, ferias artesanales ofrecían pulseritas, cadenas de fantasías, anillos de lata, y plata, velas afrodisiacas, todo, todo, era envuelto por el aroma apunto de ser sofocante de incienso.
Hacia frío, hacia hambre, pero no importaba estaba disfrutando el paseo nocturno junto a mi padre, a su lado sentía una seguridad, que en ocasiones se caía en pedazos.
Mi padre conoció a una mujer que en ese entonces hasta yo la encontraba un tanto hermosa, morena un tanto entrada en carne, con unos ojos juguetones, que se cerraban al momento de fluir el folclore sea cual sea el emisor, pues si, ella era profesora de artes musicales en el colegio "Samca Arumanty" que en lengua Aymará significaba "el sueño del mañana" en este, yo transitaba cuarto básico para variar era ella mi profesora de música. Después de un mes y algo mi padre y mi profesora sostenían una relación, tomándolo a la ligera compartía en ocasiones con ellos, visitamos en mas de una oportunidad "Pica", pero me limitare a dentrar en este tema que se me es indiferente.
Aun así nuestra situación económica no salía de las fauces desoladas de la ausencia, en ese entonces en esas noches hambrientas fue cuando mi padre me narraba al pie de la letra cuentos de Oscar Wild, despertando algo en mi.
Después de 9 meses, tratando de vivir acorde al ritmo avasallador de esta ciudad que realmente nos dio la espalda traicioneramente, se junto un poco de dinero para comprar los pasajes que nos llevaría a la capital de donde partimos tiempo atrás a estas tierras.

Saturday, September 24, 2005

AL OTRO LADO

Después de un vertiginoso y arduo camino,
Donde el hielo vence los espectros,
Sosegando sus latidos en plena estación pálida,
Nublando los párpados obedientes a la presencia del sueño.

Descanso a la orilla del camino,
Recostado un instante
Para detener el avance inminente del segundero
Envolviendo a sus víctimas en finos hilos de cristal transparente.

Sumerjo mi mano en el bolsillo derecho, para darme la ingrata sorpresa,
Que es un apolillado y agujereado guardapolvo,
Donde caven dos dedos para rascarme los huevos.

Mis pulmones agrietados como las tierras Tarapaquenses,
Luego de un remezón jamas dosil... jamas.
Piden a gritos inmisericordiosos, una bruta dosis de humo.

Bajo a la urbanidad...
¡HOO!, Pero que placer y excitación me envuelve
al palpar con mis fosas nasales, el asquerosos, como mierdoso aroma de urbe,
Penetrando tal como caravana en centenares de agujas desplasandose oscilantemente.

Pero que clímax logro alcanzar
como diluido en una manada bruta de masoquistas, sedientos de placer,
al emprender el recorrido esquivando curiosamente, feroces bestias, hienas de corbatas,
putas vigiladas a lo lejos, espectros casi infantiles, viejos borrachos,
Y una bola de cobardes tras un disfraz verde
Comiendo sopaipillas con peure.

Los ronquidos insocegables, merodean, por las calles,
Camuflándose quizás con el canto de las estrellas
Que mareadas de tanta altura caen desorientadas entre el fango y él vomito.

Torpes ya en el asfalto, les pido fuego,
Sin cigarrillo entre mis dedos,
Sin cigarrillo entre mis labios,
Sin cigarrillo en mi guardapolvo,
Me autoconsiento,
enrollando una de mis hojas pisoteadas,
Para tatuarlas en mis pulmones.
Entre tanto que las palabras impresas en papel,
Se hagan humo.

Encandilado por luces, trato de movilizarme,
Sin mirar... solo observando
A través de la clara oscuridad,
ya que la sangre me pesa,
me dejo caer,
Sobre aquel lecho abierto
Para al fin despertar,
Sobre unos claveles estropeados.

CASA DE ROSENDE

El péndulo ahorcado oscila en el interior
De aquel sarcófago vertical
Tallado con formas abstractas
Marcando el paso continuo del segundero.
Un gato negro observa fijamente el ir y venir del péndulo
Cubierto por una película de polvo,
Impregnado quien sabe hace cuanto
El cual se alza Por pisadas ciegas
En la madera crujiente
Agitando el vino tinto
Envuelto por un cubo de vidrio.
El picado de un vinilo sobre un toca disco
Merodea, destajando el silencio
brutalmente musical,
acariciado por la luz filtrada entre las persianas
semicerradas rebanando la oscuridad
en la cual se encuentra inmersa
la casa de “Rosende 756”.
Las sabanas húmedas por el sudor
Dibujan la silueta de los omoplatos en fuga
De aquella mujer que dormitea boca abajo,
Babeando el colchón matrimonial,
Con el que comparte con un par de
Robustos, mal olientes e infieles;
su pareja y un botellon de tinto
Totalmente bebido.

MALDITA SEAS AMADA MÌA


Bajo el crepúsculo de una poesía perpetuamente estática que suspendida sobre mi esencia, merodeando y asechándome, me confiesa al oído su amor.
Maldita has sido desde el momento en que tu tambor insaciable dio la primera percusión ya que te has obsesionado en desbastar el fuego de mi vela a soplidos. Pero a cambio querida mía me has amado como ninguna lo ha hecho, me has amamantado y cobijado en tu regazo, bautizaste mis letras entre las tinieblas de la claridad, donde el valle de las sombras es solo un parque de paseo dominguero familiar y los depresivos fuera de estas tinieblas agonizan de tanta arrebatada alegría,
Así es amada poesía, en tu hogar que rebana las sombras de los desvelados, que buscan un norte en las faldas de endemoniadas afroditas,
Eres tu la que otorgas sombras y hielos, fuego y azufre, eres tu la despensa del tercer piso para el infierno.
Te maldigo al momento en que te amo
Te amo en el momento en que te maldigo,
No extraño tu presencia ya que en ese momento nos hacemos uno en las penumbras y fauces de un penador sujeto del segundero arrastrando las vidas de aquellos mortales hasta el precipicio.

DESDE ARRIBA

El humo se concentra en mis entrañas
Deslizándose por mí ser
Acariciándolo con la delicadeza
De una seda perfumada por esencias de rosas
Manchadas por la sangre de ángeles
Que se internan con demencia
en un bosque de espinas
que parten a tajadas
sus blancas pieles bautizadas
por lagrimas celestiales
seres ocultos en la divinidad de la pureza
de donde con soplidos
arrastra la vida de mortales
que se deslizan en la brevedad de los días
entre los cuales el imperfecto se pierde
junto al paso apresurado
con el ritmo de tambores desenfrenados
detenidos solo con el sosiego del palpitar
extingiendose en el desenlace de una odisea
que en su pasado sé sumergió
en la sangre sé la oscuridad
y el arte de cubrir sus obras con un resto de alma
que cada letra cicatrizada
En las hojas de su cuaderno
Gracias a un beso de medusa
Se convirtieron en mariposas negras.

INCREPO

Increpo, despedazo, vomito y escupo
Algo parecido a sangre... solo que un poco más amarga,
A las ingratas que cuelgan halla lejos
En lo mas alto.
Desinteresadas solo observan
Mientras incrédulos
Sufren de autofrajelaciones
Al envolver algo que reinvente
La más puta belleza.
A cada pisada la tierra se me rebana
Para que las injurias de Satán
Se revuelquen con mis mariposas negras.

Friday, September 23, 2005

MANIFIESTO



Entre la sangre de Rimbaud y Edgard Allan Poe
entre un tabaco ultrajado al igual que el vino
lo unico puro que me puedo brindar
es el lenguaje poeticoen el cual me undo
en la embriaguez de lo bello
camuflado tras la arpia dosis de veneno
que yace sobre una polvorienta barra.