Soplan los vientos del mal arrastrando secretos de brumas condensados entre los finos labios húmedos Carcajadas caen desde el ojo cerrado del cielo golpeando los cráneos de los atrevidos que escupen al paraíso mirando al infierno bajo sus pies descalzos ensangrentados. Bebiendo de neblina, hasta un coma etílico endemoniado. Implorando a las flores columpiándose manoseadamente en faldas arrugadas de Afroditas, machos cabríos embutiendo el universo en una olla a presión. Sorbo tras sorbo, neblina tras neblina, rebalsan espasmos mis pulmones destrozados por las brutales dosis de humo que penetran erectas. Cancerbero merodea bajo una nube sobre el carbón entre fango de prosas que se desenredan en los credos de velorios emergiendo en la emoción hecha letra mordiendo y masticando los garrotes oxidados de repugnantes calabozos.

Asfaltos de tinta se estremecen en el tierno latigaso que brota de mi alma templada en las brasas del infierno que yacen en mi piso, donde emergen las prohibidas manzanas rojas. Aquel piso donde se posan mis mariposas negras y los murcialgos de mis harapos perfumados por la aleteo de sus lutianas alas. el sonido de una lagrima bajando timidamente por las mejillas se unta en las cenisas del pasado, retorsiendose en crudas creaciones pariendo la impudica poesìa que maldicen los 20 poemas de amor, y el me gusta cuando callas. por que podria ser yo el amante de doña muerte mientras que en una noche de pasion, agitando un lecho con la oscuridad le voy poniendo los cuernos a la vida. eyaculaciones de emociones que vierto en momentos culmines de climax, craquean, en un tik-tak tarareador, y un krac revelador.

PROSAS MORDISQUEADAS EN MIS MOLARES

La luna canta a escupitajos que van tiñendo las calles
De la ciudad en una secuencia heterogénea
De caricias que trazan llagas
de soportar las lenguas despavoridas, cacareando a media noche
Los colchones fruncidos del infierno
abiertos de par en par
esperando que te aparees con los embrujos y maldiciones
Que llueven en este invierno
Invierno de puta madre
Que ultraja a primavera prematura
Y la desangra para que caiga en mis aposentos de maldito profeta
Con la despiadada prosa entre mis dientes
Entre los molares que destrozan y lengua que amasija
bajo mi alma que perfuma vidas antes de insospechadas citas
Y juego a que te desnudo
Sin creer que soy yo el que se desnuda
(Me miras entornada)
Sin embargo, tu no sabes que estoy desnudo
Corriendo por las calles
Como un perro suelto de estación a estación.

Tumban y retumban los tambores Con la marcha de los jinetes Perfumados por los negros pétalos Que tiñeron sus momentáneos féretros En invierno y de invierno Hervido en los coágulos de poetas suicidarios Algo se le escabulle al viento Sé tropieza sobre los tejados de media noche Tejados tronados por endiabladamente tiernos felinos. Que lamen los piesecitos descalzos De los que se desprenden del viento Como lagrimas se desprenden sin desprenderse En un eterno segundo de amargos mareos.

NO MAS

el desierto de mis labios, erosionan sin apuro un agujero en mi alma, siento las pisadas sumergidas en el eco que escabulle por los pasadizos en penumbra. Las sombras bailan en el nombre de la que sé avesina a mi encuentro, beben el elixir que purifica sus días de espanto, no obedecen a la lógica incrustada en el hombre, pero ella sé avesina... ¿quien le hace el quite?. Dejar que comulguen sangre, saliva, carne y alma, dejar que desfiguren el rostro devuelto por el espejo endemoniado... "espejito, espejito... ¿quien es el mas macabro de las ultratumbas profanadas por la poesía impúdica que sersiona las calaveras tiradas al no olvido?". en el ahora, me deslizo pasando inadvertido, entre tabernas y tabernas roñosas, en los rincones olvidados por luces pestañosa, observo a aquellos que cierran los ojos aludiendo su repugnante presente, dejo caer mi mirada sobre el vaso de ron que adorna mi mesa perfumada por el polvo que cae en los hombros de los odiados.

Socegrà el latido

¿Que verbo se estrangula en plumas....? me senté a su lado observando la mirada caída al piso, un trazo de sangre se desliza por su mejilla, tan pálida, tan pálida, Que evacuaba las cuencas de los ojos que corren montados en cerdos adornados. Me arrodille palpando su rostro que despedida los últimos respiros comprimidos de sus labios, cuantas lagrimas "me dije" vació en sus atormentados años de exilio del paraíso. Plumas trenzadas con sangre alfombraban el asfalto que embutían sin rencor sin esperanza, solo nada, el silencio de las palabras que relucían sus harapos de fiesta trasnochadas, el silencio de las palabras erosionadas por el repugnante uso y desusos Que caían en adioses premeditados. El filo de la soledad destajaba con precisión la piel ensangrentada, te cansabas, te ahogabas, en un total de la nada que te hundía en las manipulaciones malditas, canalladas que te hacían una patraña cada vez que agitabas tus alas. Vas dejando justo en este instante los latidos agobiados, Los dejas y deseas descansar... En breves momentos penetraran encapuchados para retirar tu alma No sabrán dónde encajarla, No sabrán dónde acomodarla, Te expulsaron del infierno por creer en la belleza, Te expulsaron del paraíso por tu incomprendida creación de belleza. Ahora brota levemente una sonrisa, se dibuja con el pincel de la muerte, que bien sabe como abriste tu alma para brindarle tu emoción mas purificada entre los brebajes privados. Te acurrucara como buena madre entre sus brazos, un poco de seda y aceite de rosas te esperan al final de este viaje, Te veo Te miro Té lloro... será la ultima vez que te llore Me corazón sosegó Al ritmo que la lagrima topó tierra La sonrisa cristalizada en mi rostro Aliviara tu pesar. Ahí viene ella, por mí. Trae consigo seda, y aceite de rosas.