Sunday, January 22, 2006

la sangre salpicò al jalar el gatillo


Y el ambiente impregnado con pólvora
Quedó en un maldito silencio
Abarcando por todo el piso la sangre desparramada
Sumergiendo los últimos segundos
En que la manecilla del segundero
Se mantuvo perversamente estática.

El plomo penetró un cráneo
Estancándose en las profundidades de su masa neuronal.


Segundos antes;
Desesperado empuñó el arma a tiritones,
sumergido en un caótico estado
El cual aceleraba los ecos de sus palpitares que escabullían
Sin discreción alguna.
Sostuvo por esos eternos segundos
Una inquisidora mirada
Que no dejaba en menos a los ojos que frente del se desenvolvían
En un asecho de amenazas mudas que desplegaban y retrocedían
Al ritmo de tambores africanos imaginarios.

Elevó el arma
Hasta apuntarla en la sien de aquel que lo observa con un odio de mil demonios.
aprieta los dientes,
rechinan,
gotas de sudor como navajas abren su piel,
los latidos le parten el pecho a brutos golpes,
su dedo índice titubeando, jala el gatillo...

y la bala corre sin piedad
corre hasta matar.

El espejo salpicado en sangre...
El reflejo irreconocible...
A caído
Solo un cuerpo boca abajo
Con los sesos desparramados
Sobre el esencial liquido rojo
El reloj de pulsera vuelve a marchar
Las manecillas recorriendo sobre sus ejes
Quizás... cuantas vueltas dará.
El ambiente impregnado con pólvora
Baña el charco de sangre
Los lamentos han cesado
La lucha ha cesado...
El gatillo se ha jalado.

3 comments:

Carlos Palomo said...

resulta?

Carlos Palomo said...

orale madre, usted dice upa y yo digo chalupa.
a las finales que mal harà una conversa adornada por una cerveza?

cesar said...

brava! excelente