Id, pues, vagabundos, sin tregua, errad, funestos y malditos a lo largo de los abismos y las playas bajo el ojo cerrado de los paraísos. (...)
Beberé un sorbo de pecados
Comprendiendo la triste mascara de inocencia
Sonriente,
que asesinada y descuartizada
Sé vertira en el olvido que se recuerda
En el recuerdo que no se olvida.
Posted by
Carlos Palomo
at
5:34 PM
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