RECONOCIENDO

Los dedos vagabundeando por la silueta de mi rostro en vacío,
van reconociendo las sin cuenta magulladuras que han torcido mis muñecas.
mi oído derecho se bloquea testarudamente,
mis pulmones se agrietan como tierra en sequía,
y unas tenazas me vuelcan al lecho, pegoteando mis párpados en repugnantes lagrimeos bajo el peso de las envenenadas emociones, impidiendo remover mis huesos anudados entre el tumulto de pálidas sabanas y telarañas abandonadas.
Deliro...
Ahogandome entre flemas de mariposas tosidas en asco y en desahucio.

“te están pasando la cuenta”
fue el filo de estas palabras, una bofetada que volteó mi mejillas hacia la ingrata lucidez.

Quiero marcharme en silencio... las manos albergadas en el par de agujereados bolsillos.


A un falta.