Id, pues, vagabundos, sin tregua, errad, funestos y malditos a lo largo de los abismos y las playas bajo el ojo cerrado de los paraísos. (...)
Me abro paso entre la lluvia
Que desciende en un bombardeo ostigante
Destajando las pieles desnudas
De los que lloran
Sumergidos en el temor
De ver a doña muerte
Sentada en la mesa del té
Fumando un cigarrillo
Observando el reloj de bolsillo
Ella sonríe bien coqueta
Y les susurra al oído.
Posted by
Carlos Palomo
at
3:12 PM
1 comments:
Sr. Palomo me pasma lo que escribes.
Eres grande.
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